Poemario I

Y anidaran las negras golondrinas sobre el tejado de mi alma

acunadas con la desidia del cantar del campanario.

Y puedo volatilizarme en una bandada de gorriones

que vuelan sin cesar y que tejen las piruetas del destino

hilvanando el aire haciendo tijeritas con los dedos en la nada.

Aprendí a perder la mirada

Como si este enfermo mundo no fuera conmigo.

Y mis ojos no oirán los lamentos de tus manos

Por que no pararé de de girar sobre mí misma

con aquella falda caída de bailarina roída

que regalaba olor a alcanfor a cada giro.

Llegué a confiar que hacerme mayor

sería menos complicado que hacer el pino puente

enseñando mis bragas caladas de algodón

mientras la sangre se me subía a la cabeza.

A veces es mejor mirar este mundo boca abajo.

Veía pasar las golondrinas,

con prisas para la cortesía.

Ahora rotaré con margaritas

apretadas fuerte en las manos

hasta caer extasiada en la playa de mi locura.

( el ángel de las mil violetas )

(Dedicado a C.A.V)