Se acaba un año en el que he zanjado muchos aspectos de mi vida, un año de transición por así decirlo, en el que he vuelto a vivir en la ciudad que me vió nacer, y en la que su mar de plata acaricia mis amaneceres a diario. Un año en el que he preferido besar y quedarme con el sapo antes que con el inexistente príncipe azul, enamorándome hasta la médula y como nunca antes lo hice de mi adorado espécimen verde. Un año de reencuentros familiares. Un año de logros personales y de despertares únicos. Jamás pude imaginar, algo tan bello. Feliz, inmensamente feliz.
Que el año venidero sea muchísimo mejor si cabe que el que hoy se despide y os deseo a todos que la paz y la armonía reine en vuestras vidas. Feliz y próspero año nuevo.
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