La vida secreta de mi cerebro
es capaz de besarme los labios desde dentro,
de leer el silencio de mis pensamientos
y de soñar en voz alta sin emitir un sólo lamento.
La vida secreta de mi cerebro
me acaricia cuando compartimos el mismo aire
a escondidas de la gris y triste realidad
y puede dibujar nubes en los surcos de mi cabello.
La vida secreta de mi cerebro
me recorta la luna llena y la pega en el cristal
guardándome a medias el secreto
de que a veces temo a la oscuridad.
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