Hoy me acuesto con una sonrisa en los labios y una sensación de paz que necesitaba. He conseguido cerrar el libro de los amores perdidos sin pellizcos en el corazón. Veo sus caras en fotos, y sólo se me ocurre desearles buena suerte y que sean muy felices. Ya no se me encoge el estómago ni sufro, y este estado que ahora comparto, me ha traído liberación. Creo que aunque mañana madruge, esta noche dormiré mucho mejor. Gracias a todos vosotros, por los maravillosos momentos que compartimos. Es lo único que importa en el recuerdo, en mi recuerdo.
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