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viernes, 15 de septiembre de 2006

ACTO FINAL

¿A qué sabe el viento? ¿Cómo huele una lágrima? ¿Cuánto pesa el calor de un abrazo? Mientras nado en la profundidad helada del iris de tus ojos pausados, abrazada en mi propio cuerpo, como un animal perseguido y desprotegido que se ampara del miedo, del fracaso y de la caída del telón, en este escenario oscuro, con ese olor a humedad, a bodega lúgubre, a madera carcomida, a terciopelo rojo, en un instante de silencio en el que los aplausos ensordecedores, me dan tregua después de reventarme los tímpanos, en el espectáculo de mi vida. Allí sentada en medio de las tablas, como una pequeña niña autista en un lluvioso día, calada hasta los huesos, respiro entrecortada en soledad. Se enciende un foco al fondo, el cañón de luz me ilumina de pleno, aunque me ciega los ojos me reconforta su calor, ladeo la cabeza y sonrío con franqueza. Es una sensación agradable que hace mucho que no sentía aquí arriba, desde cuando los espectadores dejaron de venir poco a poco a mi monólogo y las palmadas de los aplausos cada vez sonaban con mas más eco en el patio de butacas. Me levanto sola con dificultad y ojeo a mi alrededor, el teatro está completamente vacíoy sigue dormido, casi lo escucho respirar, y creo que le hace falta oxígeno, respiramos casi al unísono. No hay nadie en la sala que me pueda tender una mano para poder levantarme y mis extremidades están entumecidas, demasiado tiempo aquí sentada. Ya no existen apuntadores ni plumas ni lentejuelas, ni máscaras, orquesta ni guiones, ni un director que dirija mi espectáculo. Mi obra es mía, ahora es solamente mía. Quemé los guiones que me obligaron a memorizar, no quiero recordarlos, dejaré de ser actriz no voy a interpretar más, no voy a dibujarme en la cara una sonrisa, cuando me rebosan las lágrimas de los ojos. Si es preciso danzaré desnuda y descalza sin falsedades mi mediocridad. De pie, delante de la concha, con el cuerpo erguido abro los brazos, y el estómago se me vuelve a llenar de mariposas igual que la noche del estreno, exclamo con mi mejor sonrisa : Señoras y señores! Apláudanme con fuerza! comienza el acto final de mi vida! que suba el telón!

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