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viernes, 22 de septiembre de 2006

Raul

Delante de un muro, alto, frío y gris, con sangre en mis nudillos. He intentando por todos mis medios romperlo. No he podido. Veo las marcas de sangre seca de otros intentos por abrirlo. Inútiles. Veo el hueco que abriste desde tu lado, y que cerraste con cemento días después. Hoy me siento en el suelo húmedo por mis lágrimas y me apoyo en él. Desolada por tu sangre fría. Lo siento….

1 comentario:

N dijo...

A veces la sangre fría con la que algunos levantamos muros no es sino nuestro miedo, encementado con una buenda dosis de arrogancia y enfriado con silencio. Aunque cuesta se puede llegar a derribarlos. Eso si, te sangran los nudillos, por favor, descansa. No te hagas daño.

Un beso.