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jueves, 28 de diciembre de 2006

Lo sabes, lo sé.

La arena de tu reloj se vá consumiendo. Lo sabes . Lo sé. Me miras, me sonríes y quieres tenerme cerca en todo momento, con el miedo a encontrarme lejos cuando cierres los ojos por última vez. La vida nos ha robado momentos irrecuperables de compartir nuestra sonrisa, la misma. Gracias por regalármela, es preciosa. Tus manos torpes, tranquilas, de dedos retorcidos, como las ramas de un árbol, me siguen abrazando como cuando era pequeña y me dormías abrazada a tu pecho. Abrigándome a diario contra todo el frío de las mañanas de colegio. Dando tu vida por mí. Ahora el turno es mío. Te lo debo. Lo sabes, lo sé.

(Dedicado a Juana Herrera, mi abuela. Por hacerme como soy. Te amo)

5 comentarios:

Arteneus... dijo...

Joooo...pero...qué corazón más bonito tienes!!!
...ella lo sabe, y tu también...

Becaria dijo...

Que preciosidad....si es que tienes unos sentimientos....precioso, precioso.....desde luego que ahora es tu turno....y es muy importante....por supuesto que lo sabes y ella....también...

sirag nabih dijo...

yo venía cargado de vocales y exclamaciones a darte las gracias por felicitarme el 27 de diciembre, pero el texto es como para comentarlo con esmoquin y rascándose la barbilla.

la sinceridad es admirable. envidiable diría.

Gsús Bonilla dijo...

aquí necesito dedicar poemío que tenáa sobre aguela, la mía y tengo más, pero el tema es un poco superior a mí........jo,, uff,

LORETTA

los calendarios con fecha de espera,
las agendas con nombres que no recuerdo,
los relojes con horas muertas
y el tiempo cantándome una nana
para que no duerma.
La vida me pasa y se entretiene en hilarme sueños
para que recuerde:
Agüelita tenía el pelo blanco
como éste papel donde escribo su poema,
su bata floreada envolvía su piel surcada por el tiempo
y así parecer siempre primavera,
y de veras que era;
sólo entiendo que fui niño
cuando adosado a su fotografía leo en sus ojos.
Agüelita me leía cuentos aún quedándole
uno o dos halos de vida;
quizá se trataba de eso y ella lo sabía,
quizá envolverte en sus historias de noche de invierno
a la orilla de la cama era uno de los pocos
motivos por los que merecía la pena vivir una vida y vivir en ella
y ella lo sabía, claro que si.
Por eso la manera de desprendernos de las lágrimas es similar
y seguro que los genes en eso no se equivocaron…
Agüelita quedó en blanco, como su pelo
como este papel donde intento escribir algún recuerdo
y en el blanco del silencio
oigo el sonido de aquel beso al finalizar sus cuentos,
la hora en que empezaban mis sueños,
los momentos en los cuales tengo conciencia
de que empecé a vivir.



unabrazoMILvioletas

Unknown dijo...

Gsus:
El angel de las mil violetas se quita el sombrero. OLÉ!:D:D, y MªAngeles te dice que no dejes de escribir jamás..sobre todo por aquí, esta que es tu casa....y regalarnos un trocito de tu alma con tus letras.. un beso artista.!!