Me

Mi madre tiene dos hijas. La mayor es una bloger y la pequeña es una friki. Dos adictas al chocolate y a los peluches. La bloger después de su tercera suegra Juana, intentando buscar un nuevo rumbo a su vida, no dejar de sonreír en la barrera fatídica de los treinta,(mirando de reojo los cochecitos de bebés mientras navega por Internet cada vez que puede) y la friki que está enamorada de su primer chico, un galleguiño que conoció en un Chat . Enganchada todo el día al teléfono y las videollamadas en plena edad del pavo, en la barrera ilusa de los catorce, y aunque lo saben todo de la vida y sus amigos son los mejores y serán para siempre, me sigue pidiendo el rímel y el brillo de labios con sabor a fresa. Mi abuela Juana (este nombre me persigue) en su butacón orejero verde botella lleva la trama de más de cuatro telenovelas, se sabe toda la vida y los cuernos de medio país, gracias a su adicción a la prensa rosa. La vida no es como imaginé y planeé hace quince años, seguro que mi madre y mi abuela piensan lo mismo que yo…