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viernes, 27 de marzo de 2009

La letra pequeña

Soy tan discípula de los psicotropos, como adicta a tus ojos callados, a tus labios sellados y a la sustancia blanca que desprenden tus dedos en forma de letras.

Era la letra pequeña de conservar mi serotonina en el contrato por sobrevivir en la Jungla. Me he hecho inmune al Diazepan, a los corazones rojos de cartón y a la nostalgia.

El único temor que me visita cuando siento delirios de dolor, es el de intentar descansar una noche mi cuerpo magullado esperando un amanecer que por error no llegará. Esa mañana no despertaré con música.

Ahora que la pesadilla quedó atrás y que me enamoro de la vida por instantes, no quisiera que ella me abandonara sin despedirse. Como aquella inyección mortífera que falló antes de nacer.

Como cualquier hombre cobarde que me hizo llorar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen final, más bien conciso y poema en general, me gusta hasta el título, estás que te sales..

Yo me acabaría aburriendo de un hombre siempre callado, menudo rollo.

Un bessete

Eria.. dijo...

Una ves que se aprende a supervivir... vivir es mas facil Besitos varios.

Miguel dijo...

Vivir, vivir, qué tarea más importante y difícil. Y la verdad es que estamos obligados a ejercerla. La felicidad nos espera a cada rincón, sólo tenemos que buscarla y seguro que la encontramos.

Un saludo.

Angel dijo...

Demasiados cobardes hay en este mundo..

AdR dijo...

Está bien que sueltes lastre, y que lo hagas de esta forma.

La vida no te abandonará nunca. Siempre nos tenemos a nosotros mismos cuando todo lo demás falta.

Besos.