Este verano no está siendo para nada habitual, he pisado la playa un par de horas porque lo que se me apetece es taparme con la colcha hasta las orejas y comerme solo un helado por placer y no por refrescarme. Se empiezan a escuchar las chicharras que anuncian que suben un poco las temperaturas, a ver que tal se va sucediendo, lo único que sé es que no he terminado de guardar todas las rebecas en la ropa de invierno.
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