El verano sigue estando a mi lado, y lo estoy disfrutando al máximo. Es mas, si intento recordar el mes de Junio apenas puedo pensar en que se me ha pasado volando y que pese a las situaciones desagradables que he vivido, afirmo que estoy enamorada de mi silla de la playa y que la sensación de calor en la piel, me está beneficiando mucho. Este verano no he gritado con las algas cuando he decidido bañarme, y creo que desde hace unos veinte años, jamás he estado tan bronceada.
Este es mi cuerpo. Tumbado, disfrutando en bikini y olvidando los complejos porque el sentirme a gusto y feliz frente al mar, destruye todas las inseguridades que pueda tener. Esto, es un metro setenta y un traje de baño de la talla 46. Este es el perfil de mi ombligo, con mis estrías, y mi vida vivida. Este es el vehículo, con el que viajo todos los decenios que me premia mi corazón disfrutar.
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