Al final, esta tarde me han besado. No ha sido el beso fraternal que decliné, sino una gallardía de mi parte contratante para llegarme a la campanilla, en sentido literal y en varias ocasiones. Ha sido un poco extraño, inesperado y con sabor a fresa. La verdad es que creo que jamás he besado de este modo a alguien que tuviera la boca con la misma magnitud que la mía.
No sé si es cierto (empiezo a creer que si) la ley de la atracción del secreto. Anoche quería un beso y esta tarde me ha faltado realmente poco para sacar el spray de pimienta y ofrecerle caramelos de bromuro.
¿Cuál será mi siguiente deseo? Feliz fin de semana para todos. Buenas noches.
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