No sé que tiene este mes, pero lo adoro desde siempre. Me huele a tierra húmeda, a calcetines desparejados y a castañas asadas. Me acuerdo de extraviar paraguas, de pelearme con las cajas de los zapatos, de empezar a taparme mas y a acostarme mas calentita.
Este mes, era tu cumpleaños. Será por eso que lo recuerdo con tanta melancolía. Fíjate que no sé bien si era el día diez o el once, pero como te recuerdo a diario, eso no importa. Cada vez que alguien dice mi nombre, vuelvo a recordarte. Se llama como mi abuela... me digo a mi misma. Hace unos días, se sentó a mi lado en la parada del autobús una señora que se parecía a ti enormemente. Me quedé observándola un rato a intervalos, y sonreí para que no se sintiera incómoda. Fueron un pequeño puñado de minutos en el que pude volver a renovar tu imagen, con todo mi cariño. Donde quiera que estés, empieza nuestro mes preferido.
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