Pequeña

Me da igual lo que piensen, sigo siendo "pequeña".

Sigo escuchando la misma música a ratos, sigo nadando entre libros y sigo sonriendo a todos los sitios que forman parte de mi recuerdos, de mi infancia, de mi adolescencia. Ahora me río, cuando un chico estirado de casi 45 años, intenta ligar conmigo, mientras le veo los mismos calcetines de rombos que yo usaba a principios de los años noventa, cuando aquella moda de llevar los pantalones por los tobillos nos acaparó a todas las que soñábamos llegar a los treinta casadas y con niños en los brazos. Ahora disfruto cuando suenan las canciones con las que me enamoraba platónicamente cada tres meses de un chico que fuera moreno de gafas. Ahora ese trimestre es lo que me dura un medionovio o pretendiente raro, lo mismo que un triste cepillo de dientes, eso es lo que tardan en desechar mis intenciones envueltas en un papel de plata.Me vuelvo pequeña, llorisqueo un poco, y vuelvo a ser yo.  Nada que no cure un bote de nocilla con una depilación pendiente que se haga de rogar, mientras el sofá se sigue sintiendo mullido como cualquier sábado por la mañana, y por supuesto, sin sujetador.

¿Qué ves cuando me miras? Una cabeza que intenta estar peinada llena de rizos, posiblemente las gafas de vista, y a una chica con un manojo de respuestas rápidas, risa contagiosa y efímera, que siempre pedirá la porción de tarta de chocolate, que ella no sea pequeña. yo lo soy,por dentro, y siempre a veces.